¿Has revisado el sistema inmune de tu organización?

Anteriormente hablamos de una característica típica de organizaciones exponenciales: la agilidad estratégica, que corresponde a la capacidad de responder a los cambios del entorno, con rapidez. Sin embargo, existe una fuerza que resta agilidad sistemáticamente, sin darnos cuenta: el sistema inmune de la organización.

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Tomando la analogía del cuerpo humano, el sistema inmune para las organizaciones es el conjunto de creencias, procesos y contextos que nos protegen de cualquier agente externo. Pero, ¿de qué nos protege exactamente este sistema?

Bien, este sistema nos protege de cualquier elemento que nos mueva o nos haga cambiar. Si, a diferencia del sistema inmune del cuerpo humano, que nos protege de agentes dañinos, en la organización se gesta un sistema inmune que la protege de cualquier agente desconocido, es decir, cualquier creencia, proceso, mecanismo o novedad que no calce con lo que resulta habitual dentro de la organización.

En el mundo de la empresa puede ser válida la sentencia de: "si funciona, sigamos haciéndolo así" y justo es nuestro sistema inmune el que se encarga de que todo esto se perpetúe al interior de la organización. Llegando al punto donde no reconocemos la necesidad de cambiar.

Sin embargo, el metabolismo del mundo y de todo lo que afuera sucede, tiene una velocidad de cambio muy superior a la que podríamos o deberíamos tener, una velocidad que nos impide alcanzar nuestro sistema inmune.

Si tu empresa desea sobrevivir al entorno, ésta debe igualar o superar la velocidad de cambio de su al rededor. Así de simple.

Pero esto no es tan simple de resolver en la práctica y, sobre todo, de atender el sistema inmune de nuestra organización. Esto no es tarea fácil.

¿Cómo se compone está resistencia instintiva al cambio? Bien, existen por lo menos tres niveles. El primero, en el centro, se encuentra la persona. Que involucra su propio sistema de creencias, habilidades técnicas y aspectos psicológicos. En un segundo nivel se encuentra en marco general de la empresa, que involucra su sistema de gestión, su sistema de recompensas, sus procesos, a los inversores y al statu quo de la organización en su conjunto. En un nivel más externo se encuentra el entorno económico y social en el que la empresa opera, e involucra al sistema idiosincrático general, aspectos macroeconómicos, leyes y clima político.

Si notamos que nuestra empresa u organización no responde al entorno con la velocidad adecuada y la forma correcta o, si no logramos cristalizar algunos cambios, vale la pena revisar primero el sistema inmune de la misma y qué tanto está atacando el cambio.

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